De vez en cuando tenemos noticia de nuevas dietas que anuncian una rápida pérdida de peso sin apenas esfuerzo, son las denominadas «dietas milagro«. Estas dietas someten a una restricción calórica muy severa, lo que generalmente produce situaciones de carencia de vitaminas, de minerales e incluso alteraciones metabólicas, por lo que estas dietas son insostenibles en el tiempo e incluso peligrosas para la salud.

En este artículo repasaremos las «dietas milagro» más conocidas, así como las claves para seguir una alimentación adecuada.

Lo que hay que saber

La ingesta de alimentos es necesaria para la vida, ya que aporta los nutrientes y la energía indispensables para que organismo lleve a cabo sus funciones vitales. Pero esa ingesta de alimentos debe ser adecuada, es decir, no sólo basta con tomar alimentos, para gozar de una buena salud es necesario nutrirse adecuadamente a través de una alimentación saludable.

Alimentación saludable y nutrición

La alimentación se considera saludable cuando es beneficiosa para la salud; para entenderlo, hay que diferenciar por un lado la alimentación y por otro la nutrición. El término alimentación significa ingerir alimentos de manera voluntaria, generalmente para saciar el hambre. En cambio, la nutrición es un proceso involuntario a través del cual el organismo aprovecha las sustancias químicas (nutrientes) en las que ha convertido los alimentos iniciales; la nutrición es, por lo tanto, consecuencia de la alimentación.

En concreto, la alimentación se considera saludable cuando:

  • Contiene los nutrientes en las cantidades y proporciones adecuadas según la edad y circunstancias de vida.
  • Es suficiente para cubrir las exigencias y mantener el equilibrio del organismo.
  • Se adapta a las necesidades y gasto energético de cada individuo.

Los nutrientes

Los nutrientes son sustancias que contienen los alimentos que no pueden ser creadas por el organismo y cuyo fin es aportar energía, aminoácidos o elementos reguladores del metabolismo.

Los nutrientes se clasifican en:

  • Nutrientes energéticos o macronutrientes: proteínas, hidratos de carbono y lípidos.
  • Nutrientes no energéticos o micronutrientes: vitaminas y minerales.

Los alimentos

Los alimentos pueden clasificarse en seis grandes grupos diferentes según el nutriente principal que contienen:

  • Lácteos y derivados: los lácteos son una excelente fuente de calcio y una importante fuente de proteínas de elevada calidad, lactosa y vitaminas (A, D, B2 y B12).
  • Alimentos proteicos: son las carnes, pescados, huevos y lácteos.
  • Alimentos hidrocarbonatos: legumbres, cereales y tubérculos.
  • Verduras y hortalizas: constituidas principalmente por agua (en un 80%-90%) y en ellas se encuentran disueltas las sales minerales y las vitaminas. También son ricas en fibra dietética soluble e insoluble.
  • Frutas: proporcionan a la dieta minerales y vitaminas, principalmente vitaminas A y C y fibra.
  • Grasa, aceite y mantequilla.

Consecuencias y riesgos de las «dietas milagro»

Cuando se somete al organismo a un régimen a base de «dietas milagro», lo que ocurre es que durante las primeras semanas se produce una importante pérdida de líquidos y, por lo tanto, de masa muscular, ya que el músculo es muy rico en agua. Como consecuencia, se produce una llamativa pérdida de peso al inicio y se relacionada erróneamente con el éxito del régimen.

Por otro lado, debido a la baja cantidad de calorías (energía) que contienen las «dietas milagro», el cuerpo reacciona destruyendo las proteínas, como fuente alternativa de energía, lo que provoca la pérdida de masa muscular y también la formación de cuerpos cetónicos, que cuando se liberan de una forma prolongada en el tiempo pueden resultar peligrosos.

El problema añadido de estas «dietas milagro» es que favorecen una recuperación muy rápida del peso perdido (efecto rebote) cuando se abandona el régimen y que incrementan el riesgo para la salud, ya que suele aumentar el tejido graso. La razón de este efecto rebote radica en que el organismo, durante el régimen, reacciona oponiéndose a la pérdida de peso, aumentando la eficacia metabólica, ahorrando energía e incrementando el apetito, por lo que es más fácil recuperar el peso y, además, suele ser en forma de tejido graso.

Los principales riesgos asociados a este tipo de dietas son:

  • Se agrava el riesgo metabólico de las personas.
  • Desnutrición por pérdida de proteínas y déficit de vitaminas y minerales.
  • Trastornos del comportamiento alimentario (anorexia y bulimia).
  • Efecto rebote.

Las «dietas milagro»

Cómo reconocerlas

Los signos que permiten reconocer una «dieta milagro» son:

  • La promesa de pérdida de peso rápida: más de 5 kilogramos por mes.
  • La afirmación de que se puede llevar sin esfuerzo.
  • El anuncio de que son completamente seguras, sin riesgos para la salud.

Tipos de «dietas milagro»

De forma general, las llamadas «dietas milagro» se pueden clasificar en tres grandes grupos:

  • Dietas hipocalóricas desequilibradas: en estas se incluyen la dieta de la Clínica Mayo, dieta toma la mitad, dieta Gourmet, dieta Cero. Estas dietas provocan un efecto rebote que se traduce en un aumento de masa grasa y pérdida de masa muscular.Estos regímenes suelen ser monótonos, además de presentar déficit en nutrientes, sobre todo si se prolongan por largos períodos de tiempo.
  • Dietas disociativas: como pueden ser la dieta de Hay o Disociada, régimen de Shelton, dieta Hollywood, dieta de Montignac, Antidieta, etc. Se basan en el fundamento de que los alimentos no contribuyen al aumento de peso por sí mismos, sino al consumirse según determinadas combinaciones. No limitan la ingesta de alimentos energéticos, sino que pretenden impedir su aprovechamiento como sustrato energético con la disociación.
  • Dietas excluyentes: se basan en eliminar de la dieta algún nutriente. Estas dietas pueden ser:
    • Ricas en hidratos de carbono y sin lípidos y proteínas, como la del Dr. Prittikin y la dieta del Dr. Haas.
    • Ricas en proteínas y sin hidratos de carbono: de Scardale, de los Astronautas y la dieta de la Proteína Líquida. Producen una sobrecarga renal y hepática muy importante.
    • Ricas en grasa: de Atkins, de Lutz. Se conocen como dietas cetogénicas. Pueden ser muy peligrosas para la salud, y producen graves alteraciones en el metabolismo (acidosis, cetosis, aumento de colesterol sanguíneo, etc.).

A continuación, listamos las «dietas milagro» más conocidas:

  • Test de Alcat
  • Test de Montignac
  • Dieta disociada de Hay
  • Dieta del grupo sanguíneo
  • Dieta de la sopa
  • Dieta de la luna
  • Dieta de la Clínica Mayo
  • Dieta de Atkins
  • Dieta del pomelo
  • Dieta del yogur
  • Dieta de la manzana
  • Dieta de la alcachofa
  • Dieta o método Dukan

La mejor elección

Hábitos saludables

En general, se debe mantener una alimentación y unos hábitos de vida saludables durante toda la vida, no sirve de nada someterse a una restricción de alimentos durante una fase de tiempo.

Son hábitos saludables:

  • Comer una alta variedad de alimentos.
  • La base de alimentación deben ser los cereales (pan, pasta, arroz…), las patatas y las legumbres, representando aproximadamente un tercio de los alimentos ingeridos diariamente.
  • Desayunar diariamente, con lácteos, pan, cereales y frutas.
  • Reducir el consumo de grasas de origen animal.
  • Ingerir proteínas de origen animal y vegetal, siendo el aporte de entre un 10% y un 15% de las calorías totales.
  • Ingerir por lo menos cinco raciones al día de frutas, verduras y hortalizas.
  • Limitar el consumo de alimentos con altos contenidos de azúcares.
  • Reducir la sal de las comidas.
  • Tomar entre uno y dos litros de agua al día.
  • Realizar ejercicio moderado diariamente, durante al menos media hora.

Conclusiones

  • El tratamiento para perder peso debe ser personalizado y llevarse a cabo bajo control médico.
  • La alimentación debe ser equilibrada, acompañada de actividad física: no se debe adelgazar solamente reduciendo la ingesta de alimentos. Los expertos insisten en que es necesario realizar de forma regular algún tipo de ejercicio físico, incluso tan sencillos como andar, pasear o subir escaleras. Esto contribuye a aumentar el gasto calórico y, por lo tanto, a reducir la grasa acumulada.
  • Hay que ser constantes en el tiempo y mantener unos buenos hábitos alimentarios y de actividad física durante toda la vida, no sólo durante un período limitado de tiempo.

Información obtenida de la AECOSAN (Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición).

Fecha de creación: 12-06-2012

Fecha de actualización: 12-08-2018