Una alimentación saludable se basa en una dieta equilibrada. A través de la dieta conseguimos los nutrientes necesarios para poder realizar las funciones fisiológicas y, en definitiva, vivir.

Son muchos los modelos gráficos con recomendaciones para llevar una alimentación saludable que se han publicado por diferentes organizaciones. La mayoría de ellos abogan por que la base de la alimentación sea el consumo de frutas y verduras.

El modelo más aceptado es el “plato saludable”, un modelo con forma de plato, que resulta más gráfico y comprensible para las personas consumidoras.

• Que la mitad del plato sean vegetales y frutas:

Hay que incorporar todo tipo de frutas y verduras (las patatas no entrarían en la categoría de verdura ni vegetal), con variedad de colores a diario. Éstas, también son fuente de carbohidratos

• Que una cuarta parte del plato sean cereales integrales:

Los cereales integrales (trigo integral, cebada, quinoa, avena, arroz integral, pasta de trigo integral) tienen un efecto más moderado en la azúcar en la sangre y la insulina que el pan blanco, arroz blanco, y otros cereales refinados.

• Que otra cuarta parte provenga de proteínas saludables:

Pescado, pollo, legumbres, y frutos secos son fuentes de proteínas saludables y versátiles, pueden ser mezcladas en ensaladas, y combinan bien con vegetales en un plato.

Hay que limitar las carnes rojas, y evitar derivados cárnicos como bacon, salchichas y embutidos.

• Utiliza aceites vegetales saludables con moderación:

Es recomendable optar, para cocinar y aliñar, aceites vegetales saludables como el aceite de oliva, girasol, maíz, u otros, y evitar las grasas parcialmente hidrogenadas, las cuales contienen “grasas trans” no saludables. Hay que recordar también que “bajo en grasa” no significa saludable.

• Bebe agua:

Hay que hidratarse, beber agua a diario y omitir las bebidas azucaradas. Los zumos de frutas deberían limitarse a un vaso al día.

Fecha de creación: 24-02-2021